An ice cream to me {Libre}

Con ese aire despreocupado que tanto lo caracterizaba, entró a la heladería llendo directamente a la barra, sin reparar en nada ni en nadie, solo pensando en que dentro de poco tendría un sabroso helado entre sus manos dispuesto a pasar por sus papilas gustativas para llegar a su estómago.

Se detiene en seco al oír a la chica gritar. La mira un poco raro, luego se encoge de hombros y va hacia el mostrador.

-Bueno, no hay problema -dice calmo, apoyándo sus codos en la barra, mientras apoya todo su peso en un solo pie.

-Una barquilla de chocolate -dice calmo, sin perder su característica despreocupación.

-Por ahora solo ese -dice, volviendo su verdecina mirada hacia la chica.

Instintivamente, extiende ambos brazos alrededor de la chica, para atrapar la bola de helado.

Ríe entre dientes, apoyándose de nuevo en la barra. -No te preocupes, suele ocurrir -se encoge de hombros, visiblemente divertido.

Toma la barquilla, riendo ante la cara que la chica puso para realizar tan complicado trabajo, o por lo menos para ella.
-Gracias -dijo sonriendo.

-¿Carcelita? -repite riendo entre dientes, posando sus labios en la bola de helado, saboreándola. -Sí, lo estoy, ¿tú? -pregunta con curiosidad.

-¿Libres con respecto a qué? -murmura, curioso, mientras sigue comiendo su helado.

-Es decir que podemos hacer lo que se nos plazca, cuando se nos plazca y con quien se nos plazca sin que nadie se entere... Interesante, es de mucha ayuda saber eso -probó una vez más su bola de helado.

-¿Estás segura de eso? -levanta una ceja, misterioso, terminándose su helado.

-A mí me pasa lo mismo. Hace tiempo que dejó de importarme que decían o no los periódicos o revistas sobre mí, mientras eso no cambie mi forma de ser no les paro -dice, calmo.